domingo, 27 de mayo de 2012

Maruja Mallo

Cabeza de mujer



Pasear entre los cuadros de la pintora Maruja Mallo es entrar en su cosmología rapidamente cautivadora. Su búsqueda en la naturaleza de forma armoniosa y "arquitectónica" nos deja a los paseantes llenos de formas, de sensaciones, de colores... con los que uno/a se  parece que nos integra en la misma visión de la pintora.
Llama la atención sus "Naturalezas Vivas" que no muertas, como forma de fundirse en la propia naturaleza, o así me lo parece a mí por el recorrido de sus cuadros.

La magia de Maruja Mallo consistía en no repetir nunca un estilo "va contra las leyes del espíritu. El arte es presagio", decía Maruja Mallo. Artista comprometida, la pintora pasó del surrealismo al realismo del arte socialista con sus mujeres trabajadoras, y de ahí a las "naturalezas vivas", antítesis de las muertas. 
                                                                                                                                              texto GUILLAUME FOURMONT 

Madonna, la cantante, actriz y gran coleccionista de obras de mujeres guarda un espacio para Maruja en su pinacoteca. Lo que las producciones cinematográficas independientes no pudieron hacer con la biografía de Maruja Mallo, sí lo ha hecho, de alguna manera, el coleccionismo. En los setenta realiza su última apuesta artística los Moradores del vacío, un viaje a paraisos, planetas en realidad,  imaginarios, creados en su imaginación y plasmados por medio de lápiz y bolígrafo. A partir de este viaje onírico se dedica en exclusiva a recibir premios y reconocimientos, contando con escasas exposiciones.
Maruja Mallo murió en 1995 sin que su obra alcanzara en vida la trascendencia que merecía verdaderamente.

Micaela Fernández Darriba

Espantapájaros


En este inmenso continente [América] que me brindaba la alegría de vivir frente a la agonía de morir, era la aurora que me revelaba nuevas visiones, sorpresas y conceptos [...]. Aparecían mágicamente ante mí las exóticas razas de un inédito despertar"

Rafael Alberti el que fuera su amante le dedicó, entre otros, el poema titulado 'La primera ascensión de Maruja Mallo al subsuelo', de 'Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos'. En él describe, de una manera plástica y aplastante, lo que sería la segunda etapa de la pintora:
 «Tú, tú que bajas a las cloacas donde las flores son ya unos tristes salivazos sin sueño y mueres por las alcantarillas que desembocan a las verbenas desiertas para resucitar al filo de una piedra mordida por un hongo estancado, dime por qué las lluvias pudren las horas y las maderas. Aclárame esa duda que tengo sobre los paisajes. Despiértame». 



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